dissabte, 31 de març del 2012

Assaig


¿Qué es educar?

         Para responder a la pregunta que se nos plantea he buscado las raíces etimológicas de la palabra educar. Educar proviene del latín educare, que significa “guiar o conducir”. En cuanto a la definición de educar de la RAE encontramos que define educar como “encaminar, dirigir, doctrinar” así como “desarrollar o perfeccionar las facultades intelectuales y morales del niño o del joven por medio de preceptos, ejercicios, ejemplos… “en una segunda acepción.  Nos quedamos con esta segunda acepción, y como señala Serrano Marúgan, E en un artículo de opinión en el diario El País en 2001 titulado “¿Quién cree en la Educación?” la propia RAE no cree que los adultos puedan desarrollar facultades intelectuales y morales ya que no los incluye en su definición.

            No coincido con esta definición de la RAE, al menos no al completo ya que en mi opinión los “adultos”, las personas mayores en edad,  pueden ser educados igual que los jóvenes. Savater, en su libro “El valor de educar” dice: “lo primero para educar a otros es haber vivido antes que ellos”, con esta frase parece que la definición de la RAE estaría en concordancia ya que por lógica educarán las personas mayores a los jóvenes, al haber vivido “antes”, pero pensándolo bien, esta frase no excluye que un anciano pueda enseñar a su hijo siendo este más que un adulto. Es más, si continuamos leyendo en Savater(1997) vemos como en el mismo párrafo dice que la importancia no proviene de la anterioridad en la escala temporal sino del hecho de haber vivido los conocimientos que se desean transmitir con anterioridad, es decir, que un joven puede enseñar a su abuelo un conocimiento, si previamente el joven ya lo conoce y su abuelo no.

            Ya nos hemos cerciorado de que los adultos pueden tanto educar como ser educados por otras personas, pero cuando hablamos de educar, ¿a que nos referimos? ¿Qué contenidos son propios de educar y cuáles no? Como dice Savater, “cualquiera es capaz de enseñar cualquier cosa”. Con esto nos aclara que educar se puede educar en cualquier aspecto, pudiendo ser tanto bueno como malo, provechoso o contraproducente, pero existe una gran diferencia cuando nos referimos a que algo pueda o no ser educativo.

             Según Devís, J. (2012), la educación es un proceso de ayuda, és decir, que se necesita de dos personas como mínimo y una de las cuales es la encargada de “ayudar” a la otra a obtener un conocimiento o un saber, por otro lado dice que la educación busca el  aprendizaje  o perfeccionamiento (igual que en la definición de la RAE). Pero, sin embargo, para qué algo sea educativo, debe ser intencional, y aquí tropezamos con el punto clave de educar. En la primera acepción se define educar como “encaminar, dirigir, doctrinar”, el denominador común de las tres es que todas persiguen un objetivo, un objetivo que implica la presencia de una persona ajena a la que busca el conocimiento o realiza la tarea. Esta persona es la encargada de marcar la dirección adecuada para cumplir el objetivo y sin la intencionalidad del que ayuda jamás se podría alcanzar, o al menos sería un proceso mucho más complejo. Se observa así que educar implica intencionalidad, está claro que uno puede aprender cosas por sí mismo, hay mucha gente autosuficiente, pero como se ha dicho podrá aprender pero sin ser educado por nadie, existirá aprendizaje pero no educación. Esta afirmación también la apoya Savater(1997) cuando dice textualmente: “toda educación humana es deliberativa y coactiva”, resaltando el aspecto de la intencionalidad y de la participación de más de una persona para que exista educación.

            En conclusión a “educar” lo llamaría el proceso mediante el cual una persona es ayudada por otra a obtener un aprendizaje o una enseñanza de forma que la persona que educa lo hace de manera intencionada, pretendiendo que el educado consiga, haga propio o entienda el conocimiento que se le está enseñando. Pienso que educar es algo más que “dirigir y doctrinar” y que abarca un espectro más amplio que el de “niños y jóvenes” como afirma la definición de la RAE. El proceso de “educar” no tiene edades, sino que es propio de la humanidad, es esencia y distinción del hombre.


Ronshenaer

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